Peladita y en la boca.
Hay que soltar la mano, aprender a escribir, aterrizar toda esta lluvia de ideas. Pero, ¿de qué escribo? No tengo la menor idea, o debería decir: no tengo ni puta idea, porque sí, soy una peladita, de esas mujeres vulgares que se comunican a base de groserías. Y me encabrona, realmente me saca de mis estados de paz interior, la gente que voltea a verte como si jamás en su vida hubiera escuchado una grosería, o como si no supieran usarlas, como bien dijo la señora que estaba sentada junto a mí en el autobús, bueno, debo decir que en realidad yo estaba junto a ella y confesar que no era a mí a quien le hablaba sino a su galán, que no precisamente es el mejor de los partidos pues al parecer le es infiel a su esposa. Lo sé porque ella es de esas mujeres que hablan fuerte, tanto que cualquiera que estuviera sentado a su alrededor podría escucharla sin problema, era como vivir una radionovela en el autobús; y con lo mucho que me gustan las mujeres que hablan gritando, es que siento q