Sequía.



Dicen que para escribir sólo hace falta eso, escribir, escribir de qué, a todos nos sobran buenas historias. Como la de tu madre en la puerta queriendo entrar para contarme sobre las maldades que tu ex esposa se dedicó a hacerte. Quién diría que las mujeres podríamos ser unas verdaderas brujas.
Lo único que me faltaba en este momento de sequía intelectual es una mujer machista defendiendo a su pequeño príncipe. Para las pocas pulgas que tengo. Mientras habla y habla de lo mala, bien mala que es su nuera, de los muchos traumas que le dejo a su hijo, de los múltiples vicios de esa mujer vulgar y de las ocurrencias que tenía como viajar y emborracharse a la par del hombre o no saber guisar; yo volteaba a ver el cenicero en donde coloque hábilmente mi porrito.
Curiosamente llamaba a la inspiración con un método más que vulgar poco atinado, pues el efecto de la marihuana en el cuerpo al grado en el que ya comenzaba a consumirlo resulta en un estúpido aletargamiento, un estado de idiotez, donde todas las actividades que tenías programadas de pronto dejan de ser importantes: te levantas por la mañana y tiras, por el primer porro del día, tu futuro a la basura, adiós a la siguiente investigadora, adiós a mi futuro como escritora. A un porro de distancia está mi futuro que se siente intimidado por el humo y el estado de letargo.
¡¿Y por qué diablos no?! ¡Al carajo con todo esto! La realidad se vuelve tan densa, como ese humo que pica la garganta y te corta de inmediato la respiración; la realidad es más de lo que podemos respirar, por eso es que estos dulces remedios son tan solicitados últimamente, no es que desvanezca la sensación de incertidumbre y vacío, sino que por algunos momentos siento todo el gusto por mandar mi futuro a la mierda.
A qué hora se va esta señora, ahora resulta que debo estar preparada por si llega la mamá chismosa de mi roomie, hay cosas peores que no pagar renta, en fin, no me queda de otra, mientras siga gastando el poco dinero que logro ganar con los muchos oficios como bailarina, animadora, modelo de desnudo, hosstes, vendedora de… cualquier cosa, bueno tampoco es que salga tanto, pero siempre es refrescante saber que puedes explotar tu cuerpo para sacarle provecho a la cabeza. Me pregunto que pensara la señora si le digo que ya me cogí a un chico, en el mismo sillón donde está sentada narrándome sus calvarios. Tal vez yo misma soy una bruja malvada que decidió avanzar con su vida y tratar de sobrevivir al mundo y la realidad que la rodea.  La realidad es que me había olvidado de la señora, volteo a verla, analizo su lenguaje corporal, veo que esta encorvada, tocándose las manos que están posadas sobre sus piernas, su mirada es esquiva y humilde, utiliza las uñas para rasgar un costado del sillón. Voltea a mirarme y dice que me invita a un entrenamiento que suena más como una seudo-secta, de esas que combinan metafísico con cualquier cosa, un montón de gente pagando cuotas que sólo ellos saben cuánto es, para hacer algo que no pueden decirte bien, hasta que lo vivas tu mismo, durante no se sabe cuánto tiempo. Muy bien. Tal vez si finjo estar escribiendo muy concentrada se dé cuenta que no me interesa mucho su conversación sobre reformar nuestras vidas… Porque si, además, por si no lo habían sospechado, todo esto se trataba de como podías reformar tu vida, ser distinto y terminar con tus problemas. 
Tormento comenzaba a sentir, sentí que si no hacía algo para correrla iba a terminar predicando a mis amigos la palabra del entrenamiento metafísico de la flor de loto, o algo que suena así. Ya me veía platicando con ellos mi experiencia de vida de cuando decidí dejar mi vida de vicio, deje de tomar y de echarme el porrito tan acostumbrado, deje de ser la mujer indómita y ninfómana, para volverme una mujer hecha y derecha. Tal vez es el efecto del porrito o el entusiasmo con el que narraba la felicidad que había en su vida y en su familia desde que todos tomaron el entrenamiento, lo que me produjo una imagen de mí como una mujer dedicada a su casa y a su familia, apoyando siempre a su marido, con conducta ejemplar, sin vicios por supuesto, ni malas compañías, sólo las dignas de una señora. ¡Lo sabía, está pasando demasiado tiempo!, ¡ya me está transformando! Malditas sectas de superación personal y sus métodos de lavado de cerebro, hoy en día todos quieren ser mejores personas, vivir una vida feliz, como quien dice "pura buena vibra". A quién se le ocurre; ¿para qué querría ser bien buena onda, cero malas vibras, una mejor persona cada día?, ¿quién realmente lo es?, a mí que no me vengan con esas chingaderas, nadie es monedita de oro, al final todos terminamos siendo una bruja para alguna suegra.  La señora aún sigue ahí, no se ha movido ni dos centímetros, continúa hable y hable. Yo comienzo a teclear de manera más insistente, y por fin escuché las palabras clave: Bueno, no te quito más el tiempo. En la entrada le doy la mano para despedirme y cierro con candado la puerta. Al fin. Ahora si puedo continuar viendo la serie más popular del momento con mi porrito en mano y unas palomitas. Ya habrá tiempo para escribir, luego.

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